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Miguel Angel Cajal |
El siguiente trabajo práctico fue escrito por Miguel Angel Cajal (alumno del Aikido Urrutia Dojo) para su examen de 4to Dan de Tae Kwon Do ITF.
Se puede practicar destrezas por diferentes razones, que incluyen
el deporte, la salud, la protección personal, el desarrollo personal, la disciplina mental, la forja del carácter y
la autoconfianza, que pueden transformar a una persona en
un arma letal y al mismo tiempo contribuir para crear un mundo de paz?
Si la agresividad es un instinto, somos agresivos por naturaleza, desde
el nacimiento, y pocas personas conocen la forma de canalizar o controlar esta
situación.
La sociedad de hoy apuesta a la fuerza, la juventud, la vitalidad, la
valentía etc. Y podemos cultivar estas cualidades, pero es un trabajo muy
limitado ya que todos, tarde o temprano atravesamos situaciones en
las que nos sentiremos frágiles, vulnerables y quizás no podamos controlar nuestra
agresividad.
En un principio el hombre por supervivir enfrentaba sus miedos y
desconocimiento al medio que lo rodeaba con la lucha o la pelea y usaba sus
fuerzas, cuanto más fuerte más posibilidades de vivir.
Los animales no interpretan si pueden o no vencer los obstáculos
entonces pelean o huyen para sobrevivir, pero los seres humanos racionalizamos
y por ello debemos convivir con las amenazas de las agresiones
verbales y físicas que nos perjudican, pero tenemos la capacidad de
controlar estos impulsos.
En un principio la práctica de las artes marciales se usaba para
defenderse en los campos de batalla y se preparaba especialmente a
los hombres para la lucha, pero luego en los periodos de paz , los maestros
fundadores de esta disciplina crearon escuelas donde además de enseñar técnica
de lucha en combate introdujeron técnicas educativas, haciendo
hincapié en cosas como la cortesía, rectitud y la templanza, entrenando a los
hombres que asistían a enfrentar situaciones de mucha presión y
a desarrollar esta maravillosa cualidad llamada serenidad, que es
una de las más valiosas que aportan las artes marciales a nuestra
vida.
¿Cuantas veces el miedo nos hace sentir débiles?
¿Cuántas veces dejamos de hacer algo por sentir miedo y no somos lo
suficientemente valientes?
¿Cuanto nos avergüenza sentir miedo?
Esta disciplina nos prepara para formar nuestro carácter que no
significa cambiar nuestra esencia, sino modificar y mejorar para nuestro propio
beneficio. Como muy bien decían los filósofos de la escuela estoica, el
carácter es como una estatua; cada uno tiene la suya y no la puede cambiar por
la del vecino. Lo que sí puede hacer es limpiarla, pulirla, perfeccionarla
hasta convertirla en una bella estatua.
En nuestro concepto actual de educación se nos enseña matemáticas,
ciencias naturales, literatura, informática, etc. pero no se nos enseña a ser
mejor persona. En esta disciplina nosotros adquirimos conocimientos que
nos dan un "barniz" de cultura que no deja de ser superficial, sino que
los cambios vienen desde adentro para que luego podamos brillar por fuera.
Los problemas nos afectan a todos por igual, independientemente de la
educación formal, podemos reaccionar de la misma manera o no dependiendo de la
capacidad de adaptación a los cambios, una persona que no tenga un estudio
universitario puede tener mejor adaptación al medio que lo rodea, mejor
predisposición y superar los miedos y enfrentar los problemas más rápido que
otras que nunca tuvo que enfrentar dificultades en la vida, no siempre llega a
la meta el mejor sino aquel que es perseverante y que está convencido que el
camino que eligió es el verdadero.
Maestros fundadores de escuelas de Artes Marciales como Gichin
Funakoshi, Jigoro Kano, Morihei Ueshiba, So Doshin, Gen. Choi Hong Hi y otros,
buscaron una formación integral del hombre a través de las Artes Marciales,
generando un camino de autocontrol y conocimiento.
A veces tememos nuestra propia fuerza porque interpretamos que
puede dañar. Muy por el contrario, la fortaleza generalmente es silenciosa y se
fragua en la propia determinación más que en el desafió agresivo hacia los
demás. El trabajo consiste en estimular nuestra “fuerza vital” y no en aplastar
o dominar a nadie, solo es el combustible de nuestras intenciones.
La fuerza se expresa de muchas formas, una es a través de la
perseverancia que desarrollamos en los actos más sencillos de lo cotidiano. Los
miedos no tienen por qué paralizarnos o avergonzarnos ya que contienen en sí
mismos las pistas que necesitamos para superarlos.
Hoy en día, muchos instructores internacionales
volvieron a interesarse por un enfoque mucho más profundo de estas artes
marciales. Sin perder su capacidad deportiva o de salud (que son
facetas inherentes a estas artes), permiten un aprendizaje útil para los
hombres y mujeres de nuestro tiempo; que nos enseña a responder eficazmente
cuando enfrentamos los problemas cotidianos, es ahí cuando nuestros miedos y
nuestra inseguridad aparecen.
¿Qué relación hay entre la no-violencia y la Paz? Todo… Uno
nunca será capaz de estar en paz con los demás hasta que no esté en paz con uno
mismo. En esta destreza se nos prepara para colocarnos en situaciones
límites para demostrar nuestra capacidad de aprendizaje y adaptación, y ver cuál
es la reacción ante estas situaciones porque es ahí donde nos damos cuenta de
que clase de vida queremos para este, nuestro mundo de paz.
En la vida cotidiana se usa la fuerza, ya sea económica o militar,
para mover las cosas de la forma que queremos, sin entender que toda la
estructura es un sistema energético conectado.
Sentimos cada vez más la necesidad de imponer soluciones en lugar de
buscar el camino de beneficio mutuo. La diplomacia no siempre es sinónimo
de cobardía, se usa muchas veces para mantener la distancia o para ocultar las
verdaderas intenciones.
Está claro que nuestro mundo actual es gobernado por el miedo?
Una persona que decide pertenecer a la disciplina del taekwondo va a
contribuir para que este mundo cambie desde su puesto con el ejemplo y la
práctica, y aunque no vea esos cambios de inmediato, el esfuerzo es muy
meritorio.
Cuando la verdad se encuentra delante de nosotros es muy persuasiva.
Reconocemos intuitivamente que hay un poder en la verdad que no se encuentra en las
mentiras.
¿Cuántas
personas sin miedo necesitaría el mundo para que todo empiece a cambiar, que entiendan que la comunicación es el
principio de la solución de conflictos… cuántas para que la paz pueda
reinar en nuestro mundo?
Esta es una de las causas esenciales de los conflictos.
Queremos proteger lo que tenemos, queremos confirmar nuestra visión del
mundo porque la simple idea de que lo que pensamos, lo que creemos y lo que
“sabemos” puede no ser real en algún sentido.
Abriría las puertas al caos, si lo que creemos no es
necesariamente cierto, el sentido de nuestra propia existencia se vería
vulnerado.
La humanidad ha mostrado una y otra vez que se prefiere pelear o
luchar antes que dialogar o aceptar que se está equivocado causando grandes
desgracias. Los protestantes y católicos se han asesinado entre sí para
conseguir o demostrar cual es más fuerte o cual es el que tiene la razón
por problemas que la mayoría hoy ya no recuerda.
Algunos shiítas y sunitas comparten la misma fe y participan
en carnicerías humanas por diferencias que salieron a la luz por primera vez
hace más de mil años y que en realidad estas diferencias no son consideradas
tan importantes. Nos matamos los unos a los otros por el color de nuestra
piel, por la envidia, por la injusticias, o por el simple hecho de no
pensar de la misma manera y si pudiéramos simplemente aceptar que no todos
somos iguales pero que todos pueden compartir el mismo mundo y aceptar a cada
uno como es, todo sería muy diferente.
¿Qué se encuentra en el corazón de la violencia? Miedo; simple y puro.
No importa que tan complicado sea el razonamiento detrás de la lucha de un
individuo, de un conflicto social, de una guerra a escala mundial, la causa
raíz siempre es el miedo aunque no sabemos miedo a que, en realidad es miedo a
todo.
Estamos dispuestos a matar a nuestros semejantes, a gastar más en guerra
que en educación, a gastar más en reconstruir que a construir, en
enterrar a nuestros semejantes que en planes de salud… Preferimos hacer
una guerra para proteger un estilo de vida que no es el mejor a hacer los
ajustes necesarios para seguir las inevitables fuerzas de cambio. ¿Por qué? Por
miedo. Los ricos temen perder sus riquezas. Los pobres temen volverse más
pobres.
Una de las verdades esenciales reveladas a través de milenios de
experiencias espirituales es que el microcosmo es un reflejo directo del
macrocosmo. Todo el conflicto que vemos hoy en el mundo existe dentro de cada
individuo. De hecho, es el conflicto dentro de los miembros individuales del
conjunto, lo que produce el conflicto que uno ve en el mundo.
Si la gente entendiera cómo encontrar el “centro” dentro de sí mismos,
que les permite saber donde están y quienes son sin importar hacia donde soplen
los vientos de cambio, no habría conflictos, sólo movimiento.
¿Qué tiene que ver esto con el entrenamiento en artes marciales? ¿Cómo
es posible que el entrenamiento en las artes de destrucción tenga algo que ver
con crear Paz y eliminar las causas de los conflictos?
La respuesta es que necesariamente no hay conexión, pero las artes
marciales fueron desarrolladas como herramienta para los conflictos, un
resultado directo del miedo del que hemos estado hablando. Es muy posible
entrenar con la intención equivocada y volverse simplemente bueno en derrotar a
otras personas. Si uno sólo domina las técnicas de pelea sin encontrar el
equilibrio necesario para deshacerse del “lado oscuro”, uno se vuelve un simple
matón.
Morihei Ueshiba, creador del Aikido, en la cumbre de su poderío
físico comenzó a preguntarse si el verdadero valor de las artes marciales era
solamente vencer al oponente, luchar y prevalecer sobre los demás.
"Vencer sólo significa que algún día seremos vencidos. El
vencedor de hoy será vencido mañana. En nuestra juventud somos físicamente
fuertes, pero esta fortaleza física se desvanece con el paso de los años, y un
hombre más joven será capaz de derrotarnos. Vencemos, sólo porque otros son
derrotados, estas victorias son siempre relativas”. A los ojos de la naturaleza,
vencer o ser derrotados en el mundo de los hombres carece de valor, no tiene
significado más importante que el flujo y reflujo de las olas sobre la playa.
¿No será un inútil gasto de energía emplear toda una vida de esfuerzos en
semejante cosa?" "Es posible que lleguemos a subyugar a los demás,
pero también es posible que no seamos capaces de controlar nuestra propia
mente. Si no podemos controlar nuestra propia mente a voluntad, vencer a otros
no nos traerá felicidad. Posiblemente quede satisfecha nuestra vanidad, pero...
¿de qué sirve eso a la humanidad?".
A raíz de esos pensamientos dirigió sus pasos hacia el ascetismo y
la meditación. A mediados de Noviembre de 1919 se dedicó a la práctica de la
meditación Chinkon Kishin (calma del espíritu y retorno a lo divino) que
dirigía el Maestro O.Deguchi. En torno a esa época su concepción de las artes
marciales adquirió un carácter netamente espiritual, utilizando unificadamente
los principios aplicados y la técnica para romper las barreras entre el cuerpo,
la mente y el espíritu.
Las respuestas a sus dudas sobre la esencia de las artes marciales
afloraban con clara naturalidad como producto de su iluminación "El
principio de las artes marciales es el amor universal". "Las
verdaderas artes marciales, sin luchar por ello, regulan la energía del
universo, cuidan de la paz del mundo y procrean y guían hasta la madurez todo
lo existente". Por ello, el adiestramiento marcial no es aquél que tiene
como propósito primario derrotar a los demás, sino la práctica del amor
universal dentro de nosotros mismos".
Hay personas que están equivocadas al pensar que con el poder
económico lo tienen todo pero hay muchas cosas que con el dinero no se compra
Ej., el ser una buena persona, disfrutar de la vida con amor y con respeto al
prójimo creando un mundo de paz y armonía teniendo el equilibrio justo que
necesitamos para enfrentar nuestros miedos
Si todos actuaran de acuerdo a estos principios las relaciones
entre seres humanos serian más simples y más satisfactorias, nos sentiríamos
más valorados y respetados. Dejar los miedos de lado nos hace crecer como
personas y de esta manera podemos ayudar. También enseñar a otros como poner en práctica
esta disciplina tan antigua y tan eficaz.
El taekwondo tiene las herramientas para poder trabajar con las personas
para que cada vez seamos mejores, vivamos tranquilos y en armonía, respetando
nuestros derechos y los de los demás y podamos construir un mundo de Paz.
Miguel Angel Cajal, 5to Dan Tae Kwon Do ITF