El siguiente texto fue extraído del libro "Medicina Tradicional China" de Daniel Reid, Editorial Urano.
" Si promovemos y protegemos la pureza fundamental, el equilibrio natural y la armonía inherente a los Tres Poderes (el Cielo, la Tierra y la Humanidad) y los integramos con los Tres Tesoros (el cuerpo, la energía y la mente), podemos evitar las enfermedades, impedir la degeneración y prolongar la vida del mismo modo que podemos destruir la salud y acelerar la muerte a través de la ignorancia y la violación de las leyes naturales que rigen la vida sobre la tierra. Lo único que realmente le hace falta a la vida para conseguir los objetivos de la salud y la longevidad es sincronizar sus energías con los pulsos naturales del planeta y los ritmos del cosmos de los que brota la vida..."
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Daniel Reid |
Un principio básico del punto de vista orgánico de la humanidad, la naturaleza y el cosmos es que todo lo que sea beneficioso para la totalidad lo es también para las partes que la componen. Aunque la actual medicina estadounidense, no comparte el punto de vista de la medicina tradicional china, la opinión que tienen los indígenas americanos sobre la salud humana presenta notables semejanzas con el enfoque chino, como demuestra esta declaración del jefe Seatle, realizada en 1854."
“Debes saber que todos tenemos acceso a cuatro tesoros:
la energía del sol y de la luna,
la respiración del cielo,
la respiración de la tierra
y el flujo y el reflujo de la marea.
Aquellos que practican el arte de la paz
deben proteger los dominios de la madre naturaleza,
divino reflejo de la creación,
y mantenerla fresca y bella.
La calidad del guerrero da origen a la belleza natural.
Las técnicas sutiles de un guerrero surgen tan naturalmente
como aparecen la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
La calidad del guerrero no es otra cosa que
la vitalidad que sustenta toda la vida”.
“El arte de la paz está basado en cuatro grandes virtudes:
valor, sabiduría, amor y amistad,
simbolizadas por el fuego, el cielo, la tierra y el agua.

es limpiar tu ser de malicia,
armonizar con tu ambiente
y despejar tu sendero
de todos los obstáculos y barreras.
La única cura para el materialismo
es la limpieza de los seis sentidos
(ojos, oídos, nariz, lengua, cuerpo y mente).
Si los sentidos están obstruidos, la percepción se enturbia.
Cuanto más turbia la percepción, más se contaminan los sentidos.
Esto crea desorden en el mundo
y ese es el mal más grande.
Refina tu corazón, libera los seis sentidos
y déjalos funcionar sin obstrucciones,
y tu cuerpo y alma enteros brillarán.
Toda vida es una manifestación del espíritu.
La manifestación del amor y el arte de la paz
es la forma más pura de ese principio”.